POR STEVE BORN
Alimentarse adecuadamente durante el ejercicio requiere más que reponer calorías y líquidos; también implica un soporte electrolítico constante y adecuado. Los electrolitos son comparables al aceite de motor de su automóvil: no hacen que el motor funcione, pero son absolutamente necesarios para que todo funcione sin problemas. El funcionamiento adecuado de los sistemas digestivo, nervioso, cardiovascular y muscular depende de niveles adecuados de electrolitos.
Los calambres musculares, aunque existen muchas teorías sobre por qué ocurren, la mayoría de las veces se deben a una hidratación inadecuada y/o a una ingesta inadecuada de electrolitos. reposición. Nadie quiere sufrir calambres, por supuesto, pero recuerde que los calambres son un punto muy avanzado en el camino del agotamiento de electrolitos. Los calambres son la forma dolorosa que tiene tu cuerpo de decir: ¡Oye! ¡Estoy vacío! ¡Reabasteceme ahora o voy a parar! Es como la luz del aceite en el tablero; nunca debes permitir que el nivel de aceite baje tanto porque lo que sucede después es que el motor se atasca.
Es precisamente por eso que no debes esperar a que los calambres te recuerden que debes tomar electrolitos. Así como no debes esperar hasta que te emborraches antes de recargar energías, o hasta que estés deshidratado antes de reponer líquidos, tu régimen de recarga de energía siempre debe incluir estos minerales esenciales y reponerlos constantemente.
Desafortunadamente, muchos atletas se equivocan. centrarse sólo en la sal (cloruro de sodio), sin comprender que los requerimientos del cuerpo son un poco más complejos. Necesita una reposición de electrolitos de espectro completo que no solo incluya sal, sino también calcio, magnesio y potasio. El rendimiento óptimo requiere un suministro consistente, adecuado y EQUILIBRADO de estos importantes nutrientes.
Cuando los atletas dependen únicamente de la sal, o si consumen demasiada sal a expensas de otros minerales electrolíticos, neutralizan e incluso cierran los mismos mecanismos ya integrados en el cuerpo que le permiten recircular - y así conservar - sus reservas de sodio. Una vez que el cuerpo detecta que está recibiendo demasiado sodio de una fuente externa (alimentos salados, tabletas de sal, productos con electrolitos que contienen exceso de sodio), la hormona aldosterona indica a los riñones que dejen de filtrar y recircular el sodio. Esto obliga al cuerpo a agotar aún más sodio, mucho más de lo que normalmente consumiría (¡eso no ayudará al rendimiento!), mientras que otra hormona, la vasopresina, comienza a predominar, provocando una retención de líquidos no deseada y desagradable.
Otros síntomas asociados con el desequilibrio electrolítico incluyen dolores musculares, espasmos, dolores de cabeza, dolores en las articulaciones, mareos y problemas digestivos. Estas son todas las cosas que definitivamente debes evitar cuando haces ejercicio.
La reposición adecuada de electrolitos durante el ejercicio de resistencia requiere una reposición gradual y constante que incorpore TODOS los electrolitos, no solo el sodio. También requiere recibirlos en cantidades que respalden, pero no anulen, los mecanismos normales del cuerpo.
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